El origen de nuestro pueblo lo encontramos en el reino de Al-Ándalus (Siglos VIII-XV) derivando el término de RAFAL del árabe RÁH(AL) que significa “casa a las afueras de una ciudad” y que en la zona del Levante adquiere la connotación de “casa de campo, granja o propiedad rústica particular con algún edificio y considerable extensión de tierras de cultivo, por lo que suele tener un carácter aristocrático” (GUICHARD 1989:11- 24).
Repoblado por catalanes y aragoneses, la lengua hablada durante siglos fue el catalán hasta que una nueva repoblación con gentes venidas de Castilla, fue dando paso con el transcurrir de los años al castellano como lengua predominante.
Perteneció el lugar de Rafal a diferentes familias de la nobleza, siendo finalmente para Jerónimo Rocamora y Tomás, nombrado Marqués de Rafal, que inició en 1636 la andadura de Rafal como municipio independiente de Orihuela bajo la estela del Marquesado.
Es el primer marqués de Rafal quien inicia las obras de construcción de la Iglesia de Rafal, dedicada a Nuestra Señora del Rosario, que se irá ampliando con el paso de los años, hasta conformar el trazado actual que se consolida en fechas ya recientes.
En 1830, según el censo de la gobernación de Orihuela, Rafal contaba con 111 vecinos, muchos de ellos habitantes de barracas, la humilde y típica construcción que perdurará hasta mitad del siglo XX. En esas fechas los cultivos predominantes eran el trigo, cebada, maíz, alfalfa, olivo, naranjos, moreras, lino y cáñamo.
Durante el siglo XX la población experimentará un acusado crecimiento hasta llegar a 4.135 habitantes en 2009 y la economía de base predominantemente agrícola ampliará el abanico de oferta laboral hacia otros sectores como el de la industria (alimentaria, calzado, textil), el de la construcción y otros relacionados con servicios.